jueves, 17 de junio de 2010

“Un emblema patrio significativo, que forma parte de nosotros.”


El Bicentenario de Chile es una oportunidad para mirarnos como país y para volver la vista hacia el origen de esta celebración.La Bandera, es un testigo único de un momento fundacional para nuestra Patria: la Jura de la Independencia de Chile.
La bandera fue izada el 12 de febrero de 1818 con ocasión de la Jura de la Independencia de Chile, en la Plaza de Armas de Santiago.
A través de su historia sabemos que ha sido modificada y que la anterior a la que conocemos ahora se confundía con la bandera de Holanda (tenía tres franjas horizontales: azul, blanca y roja. La zona roja reemplazaba a la amarilla de la bandera de 1812). En nuestra bandera actual, cuanto a lo que cada color representa el rojo simboliza la sangre vertida por héroes en el campo de batalla; el blanco, la nieve de la cordillera de los Andes, y el azul, el “limpio” cielo chileno. La estrella de cinco puntas simboliza a los poderes del Estado que velan por la integridad de la Patria.
En noviembre del 2007 se presentó al Museo Histórico Nacional un proyecto en valor de la Bandera como conmemoración del Bicentenario, que consistía en su estudio material, histórico e iconográfico, su restauración y exhibición.
En el mes de octubre del 2008, la Presidenta de la República Michelle Bachelet dio inicio a la restauración de la Bandera de la Independencia de Chile, concediéndole el carácter de proyecto Bicentenario. Con el objetivo de rescatar nuestro patrimonio y preservar nuestra identidad, el Museo Histórico Nacional y la Comisión Bicentenario, iniciaron la restauración de este valioso objeto histórico para las futuras generaciones.

Desde mi punto de vista, nuestra bandera como emblema es un objeto único, de un valor incalculable, es protagonista de un momento fundacional para nuestro país, llena de hechos históricos, que nos representa e identifica. Merece ser valorada y apreciada por su gente.

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